sábado, 17 de febrero de 2018

Cubierta de saliva

A veces caen en mis manos vídeos que disparan mis fantasías y me ponen en un estado de excitación e impaciencia por llevarlas a cabo.

Eso es lo que ha pasado con este vídeo, que me ha encendido y ha generado en mi cabeza la siguiente historia que espero os guste y que mis señores tengan a bien realizar:

Fuente: Pornhub


Llevábamos ya un par de horas de sesión entre mi amo, la señora Amadelmar, su sumiso y yo. La excitación de todos era grande y fue la señora quien marcó el momento para dar rienda suelta al placer de cada uno.

  • Señora: Perro, ven aquí. Tengo ganas de correrme, pero no contigo. Quiero que te menees la polla y que cuando te vayas a correr me la metas y me dejes la leche dentro del coño. Lo haces ahí de rodillas mientras nosotros te miramos, y cuando no puedas más me avisas.
  • Sumiso: Sí, mi dueña.

El hombre hizo caso y, arrodillado en el suelo, con nosotros a su alrededor mirándolo, comenzó a masturbarse. Al rato dijo:

  • Sumiso: Mi dueña, mi leche está a punto para usted.

La señora entonces se tendió sobre la cama, abrió sus piernas y le ordenó correrse dentro de ella.

Cuando el perro se corrió, ella se levantó con cuidado, tapando con su mano la abertura de su coño para evitar perder nada de leche.

  • Señora: Tú, puta, tiéndete en la cama, abre las piernas y pon la cabeza en el borde para que tu dueño pueda usarla. Perro, coge el vibrador y juega con él y el coño de la perra. Pero, puta, como se te ocurra correrte antes que yo, te muelo a palos, así que más te vale indicarle a mi perro cuándo parar o atente a las consecuencias.

Me tumbé en la cama tal como ella me ordenó. Al momento se sentó sobre mi pecho y se acomodó de tal manera que su coño, que seguía manteniendo tapado con la mano, quedaba pegado a mi boca. Entretanto, mi amo se colocó por detrás de mi cabeza.

  • Señor: Puta, ya te puedes esmerar y hacerle un buen trabajo a la señora. Las pollas las comes muy bien; a ver si eres igual de buena comiéndote un coño.

Al momento sentí caer sobre mi cara un chorro de saliva de la señora. Mi excitación creció.

  • Señora: Perra, te voy a escupir todo lo que me dé la gana y tu amo también. Es lo que te mereces.

Y volvió a salir de su boca un chorro de saliva a la par que quitaba la mano de su coño. Esta vez la saliva no cayó directamente sobre mi cara, sino que fue a parar a la parte baja de su vientre, resbaló lentamente por su pubis y acabó cayendo en la comisura de mis labios, que esperaban impacientes el momento en que la señora les diera permiso para abrirse y comenzar a lamer.

Al destapar la señora su precioso coño comencé a notar en mis labios una agradable sensación cálida y viscosa.

  • Señora: Chupa, puta.

Abrí mi boca y comencé a recorrer su sexo con mi lengua y con mis labios.  Mientras chupaba, tanto mi amo como ella me escupían. Mi dueño, además, restregaba su polla por mi cara a la par que acariciaba los pechos de ella y que se besaban. También ella a veces restregaba su coño por toda mi cara.

Mi excitación era inmensa y varias veces tuve que hacer un gesto con mi mano al sumiso para que parase el vibrador. No tenía permiso para correrme.

El placer que sentía era indescriptible: estar tumbada inmovilizada por el peso de la señora sobre mí, tener en mi boca su coño rezumando sus flujos y la leche de su perro, sentir la humillación de que ambos amos me escupieran mientras ellos gozaban sobre mí, a la par que el sumiso me penetraba con el vibrador..., me humillaba y me excitaba a partes iguales.

Sentir a la señora gemir con su coño en mi boca, penetrada por mi lengua, y saber que estaba a punto de tener un orgasmo hacía que mi corazón latiese disparado. Mi cara estaba llena de saliva, de flujos, de semen, y sentía resbalar por ella la polla de mi dueño.

La señora no tardó en correrse. Gemía desatada y pude sentir sobre mi lengua las contracciones de su coño. ¡Cuánto disfruto dándole placer! 

  • Señora: Ahora te toca a ti, I. 😜 ─le dijo a mi dueño mientras trataba de restablecer su respiración─.

La señora se echó un poco hacia atrás, dejando libre mi boca para que mi amo me la follase, que lo hizo ante la atenta mirada de ella. Tampoco él tardó en correrse, derramando sobre mi cara un cálido chorro de leche que ella se encargó de esparcir y de mezclar con el resto de fluidos que la cubrían. 

  • Señora: No ha estado mal, perra. Ahora quiero ver cómo te corres.
  • Laura: Muchas gracias, señora.

Y sin movernos de la postura en que estábamos, su sumiso me clavó el vibrador hasta el fondo y lo puso a funcionar a su máxima potencia. Tuve un orgasmo que me supo a gloria y me sentí infinitamente agradecida a mis dueños por usarme de esa forma y por permitirme darles el placer que merecen.
Foto tomada de internet

sábado, 3 de febrero de 2018

El arnés

El primer día que la señora Amadelmar y su sumiso estuvieron en nuestra casa viví por primera vez unas cuantas experiencias que nunca antes había vivido.

Todo era nuevo, excitante y maravilloso, pero si algo recuerdo con especial intensidad fue el momento en que la señora se colocó el arnés con polla y se dispuso a follarme.

Había fantaseado muchísimo con la idea de tener sexo con una mujer, pero la realidad es que nunca había pensado en el tema del arnés.

La señora apareció con él, me lo había comprado como un regalo y como un juguete que se quedaría en mi casa aguardando sus futuras visitas.

El tamaño de la polla de aquel arnés era considerable y ver a la señora, tan femenina, tan sexy, con aquello colocado dispuesta a ensartarme me producía un morbo tremendo.

La señora colocó sobre el suelo mi manta de perra, me tumbó sobre ella boca arriba y se echó sobre mí. Ya me había hecho chupar aquella polla, así que entre mi saliva y el líquido que brotaba de mi coño no tuvo ninguna dificultad para penetrarme. Antes al contrario, me clavó hasta el fondo el enorme pene adosado al arnés y comenzó a meterlo y sacarlo de mi coño con un movimiento rítmico de sus caderas.

El hecho en sí de que me follara me encantaba, pero lo que me resultaba de una exquisitez absoluta era acariciar a la par su cuerpo de mujer mientras me lo hacía: disfrutar de su piel suave y sin vello, de su cinturita estrecha y sus caderas anchas, tocar sus grandes pechos y pellizcar sus duros pezones. Palpar su cuerpo femenino mientras me follaba como un hombre volvía mi mente loca y me proporcionaba un placer extraño e intenso.

Pero, además, sentir su dominio sobre mí mientras mi amo nos observaba atento a nuestro lado y su sumiso tomaba fotos, me producía un sentimiento de humillación y una excitación inusual. Era más una sensación de placer mental que físico: la sensación de que ella estaba sobre mí haciéndome lo que quería, controlando toda la situación sin yo poder resistirme, que mi amo disfrutaba viendo cómo una mujer me dominaba, mientras el sumiso nos hacía fotos. Me excitaba sentirme como un trozo de carne a merced de los demás, proporcionando placer a todos de diferentes maneras.
La señora Amadelmar y yo.

martes, 23 de enero de 2018

Mi bandeja de esclava

Aquí donde me veis, soy una persona creativa y muy aficionada a las manualidades. Así que las cosas que puedo hacerme yo misma, en vez de comprarlas, las hago. Este es el caso de mi bandeja de esclava.  

Cuando viene la señora Amademar hace un largo viaje hasta llegar a mi casa, así que la última vez se me ocurrió que podía tener preparada para ella una bandejita con unos vasos de agua y unos refrescos para cuando llegara. Siempre me gusta recibirla de alguna manera especial, y así fue cómo lo hice el sábado:


Aquí os dejo el tutorial de mi bandeja de esclava por si os animáis a hacerla. La había visto en internet por 60 euros y a mí me salió por 15 😊. Es muy fácil.

Materiales necesarios:

  • Una bandeja de madera (la compré en el chino y mide unos 40 x 25 cm).
  • Cinta de la que se usa para las correas de las mochilas (la longitud depende de cada persona).
  • Un broche.
  • Chinchetas.
  • 4 cáncamos. 
  • 4 argollas con apertura.
  • 2 tornillos de 10 cm.
  • 2 tuercas.
  • 2 tuercas de mariposa.
  • 4 arandelas.
  • 2 trozos de cadena de 70 y 97 cm (las medidas pueden variar dependiendo de cada persona).
  • Fieltro.
  • Plantilla para letrero SÍRVASE.

Procedimiento:

1. Quitar con cuidado uno de los lados largos de la bandeja.
2. Poner un cáncamo en cada una de las esquinas.


3. Colocar la cinta alrededor de los tres laterales que quedan en la bandeja, pegándola con silicona caliente y afirmándola y decorándola con las chichetas. Dejar libre la cinta suficiente por cada lado para poder abrocharla a la espalda. En el extremo sobrante del lado izquierdo, colocar la parte fija del broche y coserlo firmemente; en el extremo sobrante del lado derecho, colocar la parte móvil del broche, que es la que nos ayudará a ajustar la bandeja a nuestro contorno. Coser su extremo para que no se deshilache.
4. Transferir las letras de la plantilla a la pieza de fieltro y recortarlas.
5. Pegar las letras a la parte frontal de la bandeja.
6. Para hacer la pieza que aplasta las tetas, tomamos el lateral de la bandeja que quitamos al principio y le hacemos un agujero en cada extremo. Igualmente haremos dos agujeros al fondo de la bandeja de modo que casen con los de la tablilla. El punto exacto en que se harán va a depender del tamaño de las tetas de cada una.
7. Poner las cuatro argollas en los extremos de los trozos de cadena.
8. Pasar las argollas por los cáncamos que pusimos a la bandeja (el trozo de 97 cm va en la parte delantera y el trozo de 70 cm, en la parte trasera) y pasar los tornillos y las tuercas por los agujeros en el siguiente orden para cada uno de los lados:

  • Poner en el tornillo una arandela.
  • Introducir el tornillo con la arandela por el agujero desde parte de abajo de la bandeja.
  • Poner una tuerca al tornillo para que se quede fijado a la bandeja.
  • Introducir el tornillo por la parte de abajo de la tablilla.
  • Ponerle al tornillo una arandela.
  • Poner sobre la arandela una tuerca de mariposa.

Ahora la tablilla será completamente ajustable.
Y así es cómo queda nuestra bandeja de esclava. Obviamente yo me la he hecho para las tetas, pero en el caso de un esclavo, puede hacerse del mismo modo para aplastarle la polla.

Creo que es un bonito detalle para servir a nuestros amos.

sábado, 13 de enero de 2018

Cómo conocí a la señora Amadelmar

A principios del pasado año mi amo comenzó la búsqueda de una mujer dominante para que colaborase en mi adiestramiento en sesiones reales.

Yo siempre había fantaseado con la idea de estar con una mujer, pero nunca había dado el paso. Y a él, como a muchos hombres, le atraía la idea de verme con una, pero deseaba que ella ejerciera conmigo un rol dominante.

Eso era algo que yo no me había planteado antes. De hecho, la idea de que una mujer me dominase me sublevaba un poco. Pensar en ser sometida por un hombre siempre me había atraído, pero que lo hiciera una mujer me resultaba humillante de verdad, y tal vez por eso... comenzó a excitarme.

Mi amo y yo empezamos a introducir en nuestras sesiones esa fantasía tras más de diez años de relación. Nos conocíamos bien y sabíamos lo que a cada uno le gustaba.

A través de la página de Dominación World, él contactó con Amadelmar, una señora que buscaba sumisa para sesiones reales. Le mandó un mensaje diciéndole que podíamos coincidir en gustos y quedar en caso de que hubiera feeling, le contó lo que buscábamos, lo que nos apetecía..., y comenzaron a escribirse y chatear.

Pronto vieron que tenían afinidad, que les resultaba fácil comunicarse y que nuestros gustos y los suyos podían complementarse.

Yo nunca hablaba con ella, pero él me decía algunas de las cosas que se contaban (no todo, pues hacían sus propios planes como amos). Recuerdo que me gustó mucho que ella le preguntase si yo también quería hacer aquello. Es importante tener claro que todos estamos de acuerdo a la hora de practicar este tipo de cosas (sano, seguro y CONSENSUADO).

La única condición que la señora puso para encontrarnos era que su sumiso estuviera presente en las sesiones, y eso era algo innegociable. Al momento nos descolocó un poco, pues no habíamos pensado en ello, pero comprendimos que él debía de ser su pareja y era lógico que no se fuese a aventurar ella sola a quedar con unos desconocidos que además vivían a 200 kilómetros de su casa. Así que lo aceptamos.

Después de un par de semanas hablando y viendo que todo fluía, hicimos una vídeo-conferencia por Skype. Ya nos habíamos mandado fotos pero queríamos ver qué tal marchaba la cosa "en directo".

Y sí, fue una charla muy simpática entre los cuatro y tuvimos claro que nos apetecía quedar. Debo reconocer que los dos sumisos monopolizamos un poco la conversación 😊😊.

Al mes más o menos del primer contacto, quedamos con ellos en nuestra casa. Yo estaba muy nerviosa antes de que llegaran y supongo que también ellos estarían con la incertidumbre de lo que se iban a encontrar. Pero nada más abrirles la puerta y ver la sonrisa de la señora supe que todo iba a salir bien.

Ya os iré contado detalles en mi sección "Bocaditos de gloria" de las cosas que hacemos. Por ahora solo os digo que todo lo que teníamos pensado se ha multiplicado, y que si creíamos que disfrutaríamos entre tres, no veas entre cuatro... 😏
Amadelmar y su sumiso. ¡Qué ganas de volver a estar a sus pies!
No nos vemos tanto como quisiéramos, pues nos resulta un poco difícil cuadrar fechas que convengan a todos, pero lo pasamos bien juntos y siempre estamos planeando nuevas ideas.

Hemos conectado muy bien a nivel personal y parece que nos conozcamos desde siempre. Nos reímos mucho juntos (hasta en mitad de las sesiones nos asalta a veces la risa) y vemos la vida de forma similar. Son extraordinarios. Estamos muy contentos de haberlos conocido. Sabía que mi amo elegiría una gran señora.

viernes, 5 de enero de 2018

Dos mejor que una

Para mí uno de los mayores placeres de la cama (y de la vida en general) es comerle la polla a mi dueño. Pocas cosas me ponen tan caliente como que me obligue a arrodillarme y me meta la polla en la boca, que me la restriegue por la cara y que me folle agarrándome la cabeza fuerte o tirándome del pelo.

Sin embargo, la señora Amadelmar supo darle otro puntito de sal a la cosa obligándome a comerme dos pollas a la vez: la de mi dueño y la de su sumiso.

De rodillas (como a esta perra le gusta y debe estar), con ella sentada delante de mí en el sofá dándome órdenes.

  • Señora: Chupa, putita. ¿No dices que te encanta comer pollas? ¿No tenías ganas de comerte dos pollas a la vez? Pues come.
  • Laura: Muchas gracias, señora.

Y esta puta agarra las dos pollas, una con cada mano, y pasa su lengua por ellas con fruición, con la boca hecha agua (y el coño también).
Foto tomada de internet.

Me siento una privilegiada y agradecida a mi dueño por permitírmelo hacer y a la señora por dejarme chupar el que es su mayor tesoro, la polla de su perro.

Chupo las dos pollas con deleite y me las meto en la boca a veces de una en una y a veces las dos a la vez. Las acaricio. Disfruto dándole placer a una y a otra y procuro tratarlas a las dos por igual, adorándolas y dándoles el cariño que merecen, como mi amo me ha enseñado que debe tratarse una polla.

Me siento tan puta arrodillada con las dos pollas en la boca ante la atenta mirada de la señora y recibiendo sus órdenes que al recordarlo para escribir no atino ni con las teclas.

Como parte de una sesión entre los cuatro, esto lo hicimos temprano, aún no había llegado el momento del clímax. Pero yo guardo este recuerdo acompañado de la fantasía de un "final feliz": esas dos pollas se derraman sobre mi cara, la señora me restriega por ella los chorros de leche, yo le pido permiso para tocarme el coño con una mano y tocar el suyo con la otra, le suplico que me permita tener un orgasmo, y cuando cuento con su permiso me froto cual perra en celo hasta correrme delante de ella y debajo de ellos. Y, por supuesto, les doy las gracias a todos, que para eso mi amo se ha esforzado en hacer de mí una perra agradecida.